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Todo comenzó en Montevideo hace 90 años

Fue en el partido inaugural de Uruguay 30, entre Francia y la Selección Mexicana en Montevideo. El galo Lucien Laurent se convertiría en el primer anotador, mientras que el mexicano Oscar Bonfiglio fue el primer portero batido. Aquella tarde del 13 de julio de 1930 quedó grabado el resultado: Francia 4-1 México.

La aventura para aquel puñado de futbolistas mexicanos comenzó semanas atrás. Del tren de Buenavista a Veracruz, de ahí tomar el barco Orizaba a Nueva York. Ahí se unirían a la selección de Estados Unidos para viajar por el Atlántico en el barco SS Munargo. Pisar Brasil y dirigirse a tierra prometida: Montevideo.

Más de 30 días de viaje y el amargo recuerdo del 7-1 ante España, en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, no minaron las ilusiones de aquellos deportistas que aceptaron la invitación del embajador de Uruguay para asistir a la primera Copa del Mundo.

Ahí estaban los 11 animados jugadores, dispuestos a enfrentar a los franceses, en un estadio llamado Pocitos, casa del Peñarol, donde seis mil aficionados fueron testigos del juego inaugural Francia vs. México. ¿Nuestra alineación?: Oscar Bonfiglio; Rafael Garza Gutiérrez y Manuel Chaquetas Rosas; Efraín Amezcua, Felipe Diente Rosas y Alfredo Sánchez; Juan Trompo Carreño, Hilario Moco López, Dionisio Nicho Mejía, Luis Pérez y José Pepe Ruiz. Un 2-3-5 que era utilizado en aquellos tiempos.

El entrenador era el español Juan Luque de Serrallonga, en aquellos años encargado del club Germania en México y quien se hacía llamar gran motivador de jugadores.

La euforia de nuestros paisanos se esfumó al minuto 19, cuando el francés Lucien Laurent mandó un punterazo a la cabaña de Bonfiglio que lo haría famoso por ser el primer gol en una Copa del Mundo. Laurent era un trabajador de la marca Peugeot y apenas jugaba su segundo encuentro con la camiseta francesa. Tenía 23 años.

Marcel Langiller (40’) y André Maschinot (43’ y 87’) completarían la faena ante el Tricolor. El Trompo Carreño, delantero del Atlante, haría el único tanto mexicano, como lo hiciera dos años atrás ante España en Ámsterdam 1928. Un dato curioso, el gol lo marcó a Lucien Laurent, quien tuvo que ponerse en la portería europea tras lesión del guardameta Thépot.

Más tardaron los mexicanos en hacer el viaje en barco hacia Montevideo, que en ser goleados por Chile (3-0) y Argentina (6-3). No sólo fueron últimos del Grupo 1, sino que también ocuparon el sótano de 13 naciones que participaron.

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La exclusión del futbol para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 ocasionó un disgusto en la FIFA, cuyas autoridades decidieron separarse del olimpismo y crear su propio torneo. Fue en 1928 cuando se decidió crear una Copa Mundial de futbol y de inmediato países europeos como Países Bajos, Italia, España, Hungría y Suecia levantaron la mano para ser sede del primer experimento. Sin embargo, se decidió por Uruguay, que había obtenido en forma consecutiva el oro en los Juegos Olímpicos de París 24 y Ámsterdam 28.

Ahí comenzaron los problemas, pues los europeos no tenían planeado hacer largos viajes en barco y el gasto hasta Sudamérica, a pesar de que el gobierno uruguayo ofreció pagar el viaje de todos los invitados. Pocos aceptaron. Otros, como Francia, fueron obligados por el presidente de la FIFA, Jules Rimet.

España, Inglaterra, Italia y Alemania, entre otros, rechazaron la invitación. Acudieron por Europa Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania. Por África, Egipto aceptó la invitación, sólo que sus seleccionados no llegaron a tiempo al barco. Por América pasaron lista Estados Unidos, México, Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, Perú, Paraguay y la anfitriona Uruguay.

El enorme Conte Verde sirvió de embarcación para los equipos de Europa, sus árbitros designados y una escultura llamada Diosa de la Victoria para el futuro campeón. La estatuilla, creada por el escultor francés Abel Lafleur, se llamaría más adelante Copa Jules Rimet.

Entre las malas noticias para el país anfitrión fue que no llegaron todos los invitados y que el estadio Centenario no estuvo a tiempo, por lo que se tomó a los estadios Pocitos y Gran Parque Central para la inauguración. En el primero se jugó Francia-México y en el otro Estados Unidos-Bélgica, en horario similar, aunque en el de galos y mexicanos se movió primero el marcador.

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La final se jugó el 30 de julio en el estadio Centenario entre Uruguay y Argentina. Ambas selecciones querían jugar con su balón, por lo que se dice que cada tiempo se jugó con esférico distinto. El belga John Langenus aceptó pitar horas antes del partido, con la condición de disponer de un boleto para viajar en barco, apenas terminara el juego. El nazareno tenía temor de trifulcas tras el pitazo final.

Los argentinos contaban con Guillermo Stábile, quien se convirtió en el primer campeón de goleo con ocho tantos. Otro dato curioso es que el joven de 25 años sólo vistió la camiseta celeste durante la Copa del Mundo.

Uruguay abrió el marcador con Pablo Dorado (12’), pero Carlos Peucelle y Stábile le dieron la vuelta en el primer tiempo. Algo ocurrió en los vestidores, en el descanso, pues los argentinos no querían regresar al campo. Luis Monti había recibido amenazas de muerte y acabó derrumbándose sicológicamente.

Cuando volvimos para jugar el segundo tiempo había como 300 militares con bayonetas caladas”, diría Monti años después.

Mejor perdamos, si no aquí morimos todos”, llegó a decir Paternoster a sus compañeros en el vestidor en el que había miedo.

José Pedro Cea (nacido en España), Victoriano Santos y Héctor Castro (El Divino Manco) le dieron la vuelta al marcador en la parte complementaria y darían a los dobles campeones olímpicos el privilegio de levantar la primera Copa del Mundo. El resultado final: Uruguay 4-2 Argentina.

Aquella noticia tardó en dar la vuelta al mundo, lo mismo que el trayecto de regreso por parte de las naciones participantes. Aunque para los países europeos fue un acontecimiento que no les interesó.

Además de rechazar la invitación de Uruguay, varios clubes aceptaron participar en un torneo celebrado en Ginebra, con clubes de Suiza, Austria, Alemania, Francia, Checoslovaquia, Bélgica, Hungría, España, Italia y los Países Bajos.

En aquella final, tres goles de János Köves le dieron el título al Újpesti TE (Hungría) sobre el Sparta Praga (Checoslovaquia).

Este torneo no pasó inadvertido para la FIFA, que decidió realizar las próximas dos Copas del Mundo en el viejo continente (Italia 34 y Francia 38) con tal de que las selecciones europeas no volvieran a hacer el feo a la invitación de participar en las próximas ediciones mundialistas.

El futbol dejaba de ser un juego para convertirse en negocio.

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Jules Rimet, el precursor

Jules Rimet fue abogado, árbitro de futbol y dirigente deportivo francés, que ejerció como tercer presidente de la FIFA, desde 1921 hasta 1954, liderando dicha organización durante 33 años. Fue el precursor de las Copas del Mundo y el trofeo llevó su nombre hasta el Mundial de México 1970, que se agenció Brasil.

 

Con información de Excélsior.