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¿De dónde vienen los Reyes Magos?

¿De dónde vienen realmente los Reyes Magos?

Los Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltasar habrán de visitar las casas esta noche. ¿Pero desde dónde vienen? ¿Seguro que son tres? Y son de Oriente, pero ¿de dónde exactamente? Historia y leyendas se entremezclan en la tradición de la fiesta que celebramos cada 6 de enero.

Su tumba está en la catedral de la ciudad alemana de Colonia, aunque se cree que los restos mortales de los Reyes Magos reposaron primero en Constantinopla y luego en Milán.

San Eustorgio mandó levantar un templo en el siglo IV para albergar los restos de los Reyes Magos en la metrópoli italiana. Cuenta la leyenda que fue Santa Elena quien encontró los cuerpos y permitió su traslado a Milán.

Parece que la santa había encontrado sus restos en Constantinopla, por donde podrían haber vuelto los Reyes Magos para evitar rendir cuentas al malvado rey Herodes (él les había pedido que fueran informarle cuando encontraran al Mesías).

En Milán habían estado guardados después los restos durante años hasta que el emperador Barbarrosa (Federico I del Imperio Germánico) llegó hasta la ciudad y con la revuelta algunos temieron por la seguridad de la reliquia.

Fue en 1164 cuando consta la llegada de parte de ésta a Colonia, según el historiador del arte Rolf Lauer. Verdades y leyendas se entremezclan en la biblia únicamente el evangelio según San Mateo (capítulo 2), de cuatro evangelios que se conservan, menciona a los Reyes Magos, aunque el evangelista no habla en ningún momento de monarquías y únicamente alude a «unos magos de oriente».

El concepto de «mago» en aquella época (el siglo I) se refería a los sabios que se dedicaban al estudio de los cielos, a la astrología. De ahí que sea lógico que siguieran una estrella, de la que sí llega a hablar San Mateo.

Pero el número de los magos (que no reyes) bailó durante siglos y según las tradiciones de cada pueblo. «Las representaciones de la adoración de los magos halladas en templos del siglo III mostraban solo a dos personajes; en las catacumbas romanas hasta el siglo IV aparecían dos o cuatro magos, según los casos; la media docena tampoco faltó en algunas pinturas de la época», indica Pepe Rodríguez en su libro ‘Mitos y tradiciones de la Navidad'(Ediciones B).¿Y por qué «reyes» si San Mateo solo habló de magos?

Pues porque la astrología no se veía con buenos ojos en la Iglesia de aquella época (solo hace falta recordar que Galileo Galilei fue obligado siglos más tarde a retractarse de su teoría heliocéntrica del universo).

«Entrado ya el siglo III, esta imagen comprometedora fue sorteada con descaro por el abogado y teólogo cartaginés Quinto Septimio Florencio Tertuliano, que fue el primero en hacer una afirmación tan gratuita como afortunada: ‘se ha sostenido que los Magos eran reyes de Oriente'», explica Rodríguez en su libro. Finalmente se estableció que se trataba de tres, ni uno más ni uno menos.

Simplemente porque habían traído tres regalos al niño, al menos esa es la teoría más extendida: oro, incienso y mirra, un detalle que sí da el evangelio. Melchor, Gaspar y Baltasar… por ejemplo Si el número de los Reyes Magos no quedó claro hasta pasados varios siglos, mucho menos su nombre y raza. Los nombres aparecen escritos por primera vez en un evangelio apócrifo del siglo V, según los estudios de Rodríguez.

En el texto se dice que los magos son tres reyes hermanos: Melkon de Persia, Gaspar de la India y Baltasar de Arabia. Éste último no aparece representado como negro hasta las pinturas del siglo XVI.

Lo que la Iglesia da por demostrado en cualquier caso, es que los restos que se encuentran en la catedral de Colonia son de los Reyes Magos.

Cualquiera que visite hoy la basílica de Colonia puede admirar un precioso relicario dorado para el que su orfebre siglos atrás no escatimó en gastos.

El relicario luce imponente con sus figuras de oro y plata además de varias piedras preciosas en el centro del altar mayor.

Agencias